¿Oscuridad?
es usar tus labios para un “yo no te quiero como tú me quieres”. Honesto, y aun
así suena como una patada en el pecho; triste, gris, amargo, violento. En un
segundo lanzas un misil y al siguiente no queda nada. Pero, al final, es el deber… Una lástima que lastima, la falta reciprocidad, esos
sentimientos desligados, el querer aun y cuando no te quiera. Si pudiesen ser
sincronizados los lazos, no sería tan miserable. Que cuando uno deje de sentir,
instantáneamente ambos se desactiven, eso de terminar con solo uno queriendo,
es una tragedia del alma. Por mucho que te quieras a ti mismo y frenes la
interacción al sentir que ya no te están siendo igual (o en realidad nunca
existió la invariable), sentirás esa depresión inútil, la no física que siempre alcanza a tocarte, después de pensar en las grandes heridas o los
impetuosos golpes que de modo literal marcaron tu piel, de haber pasado por
semejantes asolaciones, para que venga esta fuerza invisible que enfría tu
pecho y se desborda en tus ojos.
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