Detesto la frialdad que se ha vertido en ellos
que pisan el planeta, tan humanizados que se creen, por “amar” a los animales y
“cuidar” de algunas plantas, olvidando la mayoría del tiempo lo animales que
también son. Vividores, fieras que esperan a atacar, bestias con vestidos. ¿Lo
peor? soy de éstas creaciones que saltan sobre los otros, pues por mi mente han
pasado cantidades de horrores, sin arrepentimientos.
Sin embargo no puedo escalar sobre las
desgracias. Dar una sonrisa o un abrazo incluso a quien no lo necesite, sigue
siendo necesario porque siempre se necesita un poco afecto. Reclaman
disfrazados sobre mi “falta de carácter” así como una falta, desconociendo
caracteres dóciles, porque para ellos, carácter es rudeza, ignorantes. Pues me
niego a amargarme por situaciones ganadas, mientras se piensa y asegura que las
buenas son las únicas que deban ser bonificadas. Expresándome en cara, mi mansa
persona en gruesas palabras por ser amante del dar… Nuevamente me resisto a
andarme con malos tratos, a los vínculos por intereses vacíos, pues siempre hay
intereses. Es otra palabra que se confunde, y desvanece a ese que es de verdad,
ese que llena al ser. El interés en entregar (y cuando dices esto, se asustan,
porque no les van a dar la cola, no les van a garantizar dinero, no les van a
presentar amigos, no les vas a brindar cualquier otra cosa ajena), porque cuando
menos te lo esperas, la actitud será retornada. Basta con afecto y enseñanza,
alegría y preocupación, aunque sea para preguntar si estás bien, y aunque no
tengan mucho que prestar te dan una sonrisa. Es suficiente saber que hay un
sentimiento real, y cuando digo real, se refleja en los gestos. Esos quienes te
brindan todo aquello, se habrán ganado tu interés verdadero. Y me importa una
mierda mi cursilería, es mía y así se queda porque así la quiero.
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