El innombrable que me gusta nombrar.
A menudo se roba mis ganas de dormir, y con una sonrisa se marcha para volver y frecuentar mis sueños, mientras con esperanzas despierto para saber que se encontraba tras mis parpados. Cruel, lo sé. Trato de desaparecer lo suyo y todo aquello. Entonces me toca y vuelve a irse guiñando el ojo.
Quisiera decirle tantas cosas. Como una pesadilla donde trato de alcanzarlo, mientras una nebulosa me retrae, y decir su nombre me cuesta, no tengo voz para lograrlo. Me carcome pensar que se quede ahí, sin respuestas para lo que pueda yo decir.
2010. Escritos que ya no siento.
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